sábado, 18 de julio de 2009

La Importancia de la Revolución Francesa Para el Mundo Moderno y Contemporáneo
















Cartel revolucionario que proclama valores como la libertad, la igualdad y la hermandad.


Introducción.

No cabe duda que la Revolución Francesa de 1789 representa (junto con la industrial a la que fue contemporánea), una de las transformaciones más decisivas en el desarrollo de todo el mundo alcanzado por las relaciones políticas y comerciales con el occidente europeo. Además de haber sido la gran Revolución burguesa-liberal que permitió el inicio de una serie de cambios importantes en el ambiente político e intelectual de los imperios europeos, su incidencia fue decisiva para el desarrollo del mundo colonial, o como en el caso de América, del mundo recientemente independizado de Europa. Para el caso de México, por ejemplo, basta con pensar en las cruentas luchas entre liberales y conservadores durante el siglo XIX, que acarrearon una profunda crisis al interior del país e incluso una intervención extranjera, dejando finalmente espacio para el desarrollo (en muchos casos en teoría) de las principales ideas políticas y económicas triunfantes en la Revolución francesa. Es una pretensión muy ambiciosa querer exponer un tema como éste en unos cuantos párrafos, sin embargo, trataré de hacer una reflexión lo más clara y concreta posible para exponer estas ideas.

Revolución francesa: el parte aguas del mundo occidentalizado.

Si bien varios hechos han marcado el desarrollo del mundo occidental o relacionado de alguna manera con las potencias occidentales, no cabe duda que para el desarrollo del capitalismo moderno los hechos de mayor trascendencia fueron dos: la Revolución industrial y la Revolución francesa. Ambas aportaron al mundo del siglo XIX, tanto las técnicas y usos (Revolución industrial), como las ideas y la justificación a un nuevo orden que se abría paso entre los viejos regímenes de las monarquías absolutas. En palabras del historiador ingles Eric Hobsbawm: “Francia proporcionó el vocabulario y los programas de los partidos liberales, rádicales y democráticos de la mayor parte del mundo. Francia ofreció el primer gran ejemplo, el concepto y el vocabulario del nacionalismo. Francia proporcionó los códigos legales, el modelo de organización científica y técnica y el sistema métrico decimal a muchísimos países. La ideología del mundo moderno penetró por primera vez en las antiguas civilizaciones, que hasta entonces se habían resistido a las ideas europeas, a través de la influencia francesa. Esta fue la obra de la Revolución francesa” (Hobsbawm, 1987; p. 102)
Es bien cierto que ninguno de los dos movimientos trajo de inmediato el cambio hacia la sociedad liberal-burguesa de forma inmediata, pero sus consecuencias vistas a medio y largo plazo fueron decisivas en Europa para su crecimiento político y económico durante el siglo XIX y aún en el siglo XX. De ambos nacieron también las fuerzas que más tarde se encargarían de hacerles férrea oposición: la aparición de la clase obrera, los nuevos sectores marginados de las ciudades y de la crítica al capitalismo que más tarde sería la ideología de estos grupos: el comunismo. Así pues, podemos decir que ambos procesos (Revolución industrial y Revolución francesa) forman parte de una misma transición y cambio experimentados entre 1789 y 1848 que marcarían al mundo, principalmente el del siglo XIX.
Pero ¿Qué importancia tuvo la Revolución francesa fuera del continente europeo? Hay que recordar que para el siglo XVIII la expansión de las potencias occidentales ya había alcanzado prácticamente a todo el mundo, salvo algunas regiones alejadas o que no eran de interés para los europeos. Ya fuera a través del comercio, la explotación colonial, o la simple convivencia e intercambio con grupos no europeos, occidente fue imponiendo sus reglas del juego a las demás naciones y culturas. Pero antes del gran desarrollo del capitalismo e imperialismo del siglo XIX, varias de estas naciones se habían negado decididamente a la penetración e influencia europea en sus territorios. Por otro lado, la falta de desarrollo técnico y económico había impedido un proceso de “expansión total” en algunas regiones como África. Pero a partir de la entrada en escena de las ideas emanadas de la Revolución francesa que permitieron a una sociedad estamental crecer y desarrollarse, así como la aparición de los recursos técnicos, éstas ambiciones pudieron por fin verse realizadas. El desarrollo avasallador de Europa con respecto al mundo abrió las puertas al capitalismo europeo en regiones donde siempre había sido mirado con recelo, pero también permitió su implantación forzosa en regiones que lo habían resistido como el gran imperio chino.
Además de esta penetración importantísima para el mundo europeo y que dejó un legado profundo en donde se hizo, los países que no se vieron sometidos al control directo de Europa aceptaron de manera voluntaria lo que el mundo emanado de la Revolución les ofrecía: un modelo a seguir de Estado-Nación. Pensemos para esto en los Estados americanos (exceptuando los Estados Unidos cuya independencia fue muy temprana y que incluso se puede considerar antecedente de las revoluciones burguesas, aunque de alcance más limitado con respecto a la francesa), que se fueron independizando a lo largo del siglo XIX, si bien algunos como el Brasil optaron por el modelo de la monarquía al estilo del viejo régimen, otros como México se decidieron al final por un sistema liberal de corte capitalista, aunque no siempre fue una decisión fácil y pacífica. Esto conllevó inevitablemente a una mayor integración del mundo tanto colonial como poscolonial con respecto a los centros de desarrollo económicos y culturales de occidente.
Pero también en los países donde la entrada de las potencias colonizadoras occidentales fue al estilo del dominio político, y que podríamos pensar pertenecían a una cultura muy ajena a la de los países europeos (como las naciones africanas), la condición de subalternidad dejó un legado importante proveniente de la Revolución francesa: se educó a las elites al modo occidental y se trató de imponer el sistema cultural europeo a la sociedad en general, lo que heredó, aunque un tanto distorsionadamente, las ideas clásicas del liberalismo burgués a aquellos quienes en un futuro dirigirían los movimientos de liberación e independencia en esas regiones, que una vez libres del dominio colonial optaron por seguir el camino del libre mercado y la “democracia” representativa.
Y aún en aquellos que al quitarse de encima a sus amos blancos optaron por la opción política que ofreció el siglo XX, es decir, el comunismo y los regímenes social-demócratas, podemos pensar que su sustento ideológico surgió como reacción al desarrollo capitalista propiciado por la Revolución francesa e industrial, lo que conlleva forzosamente a reconocer la importancia e incidencia de ambos sucesos que marcaron al mundo moderno y contemporáneo.

Conclusión.

Con lo expuesto brevemente arriba, podemos considerar a la Revolución francesa no como un hecho que trajo importantes cambios sólo a las sociedades europeas, sino a todo el mundo que se había visto, o que posteriormente se vio tocado por las potencias occidentales. La Revolución francesa fue el triunfo de la sociedad burguesa que se abría paso entre un antiguo régimen en decadencia, pero a la larga fue también la conquista ideológica del capitalismo clásico liberal en la sociedad y la opción, tal vez forzada en ocasiones, para un mundo en constante reacomodo e integración de todos sus rincones.

fuente de imagen: www.perso.wanadoo.es
fuente bibliográfica: Eric J. Hobsbawm, Las revoluciones burguesas, Barcelona, Labor, 1987.



Juan Jacobo Rousseau: Ideólogo de la Revolución.

Nacido en Ginebra Suiza en 1712, llevó una infancia difícil y huyó de su comunidad a los 16 años. Tuvo diferentes tutores, quizá la más importante en su vida fue Madame Warens quién le dio una buena educación y ayudó en su afición a la música, siendo posteriormente filósofo y escritor también. Ocupó después algunos cargos burocráticos por diferentes partes de Francia, conectándose con personalidades importantes en el terreno de la música. Fue hasta mediados del siglo XVIII que comenzó a escribir obras referentes al terreno de la política y el hombre como individuo libre frente a las instituciones sociales, su obra más conocida es “El contrato social”, esta obra fue prohibida desde su aparición en 1762. En su pensamiento Rousseau crítica la ingenuidad del pensamiento ilustrado, estableciendo que el hombre es quién crea las instituciones sociales y culturales y que por lo mismo es capaz de quitarlas, más si estorban en su desarrollo personal como ser humano. Murió en 1778.
Por todo esto, Rousseau, que no era un noble pero sí un intelectual, defiende el derecho de los hombres a moverse por sus capacidades, pudiéndose interpretar esto como un deseo de movilidad social, típico de las aspiraciones de la clase media. Si bien, Rousseau no pensaba en una Revolución para llevar a la práctica sus ideas, no cabe duda que su pensamiento influyó muchísimo en los defensores intelectuales de la Revolución francesa, llegando su trascendencia más allá, ya que su obra fue traducida a muchos idiomas y tuvo presencia en diferentes lugares como América, donde sus ideas fueron retomadas y entendidas, acomodadas incluso, a los deseos de las élites constructoras de las nuevas naciones independientes o nacidas de la Revolución.



fuente de la imagen: www.btinternet.com
fuente de información: www.artehistoria.jcyl.es

La Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano.

Este documento de 1789 año del inicio de la Revolución, deja plasmadas las intenciones y ambiciones de la clase burguesa. Reconoce la universalidad de derechos “naturales” inherentes a todo ser humano en cualquier tiempo y lugar; como la libertad por ejemplo, sin embargo, cuando se analiza su contenido se puede observar que no propugna por una sociedad igualitaria sino que, reconocía implícitamente que los hombres sobresalen según sus capacidades pero también que en la sociedad cada quien jugaba un papel de diferente importancia, defendía además la propiedad privada y el derecho “natural” a la propiedad y la riqueza. Sin duda es un ícono de la Revolución no sólo pictóricamente sino también ideológicamente dentro y fuera de Francia.

fuente de la imagen: www.gliu.es
fuente bibliográfica: Eric J. Hobsbawm, Las revoluciones burguesas, Barcelona, Labor, 1987, pp. 113-115.

Mapa de Europa a mediados del siglo XVIII.

El presente mapa muestra la división geopolítica de la Europa del siglo XVIII. Llama la atención que a pesar de que Francia no era el país más grande, sí era el más poblado (sólo rebasado por Rusia), además, que su posición privilegiada geográficamente le dio la posibilidad de ser el centro de atención y comunicación con otros muchos importantes reinos y países, como Inglaterra su eterna rival o la zona anglo-germana.


fuente de la imagen: www.pais-global.com.ar

domingo, 5 de julio de 2009

Cultura en tiempos de crisis.


"La Ronda de Noche" del pintor holandés Rembrandt.

Introducción.

El siglo XVII europeo se caracterizó por ser una época enmarcada en sucesos políticos y económicos difíciles para el continente en general. El constante incremento del valor de los productos provocado por la entrada del metal precioso de América, así como el mal clima que impidió cosechas favorables para el abastecimiento de los granos, dieron como resultado una fuerte crisis económica que para ser solventada tuvo que valerse del aseguramiento de la mano de obra de los campesinos, mientras más barata mejor. Esto llevó a un proceso donde la aristocracia recrudeció su dominio sobre sus trabajadores dando como resultado un segundo proceso de feudalización entre 1550-1650. Aunado a esto las constantes guerras y enfermedades en Europa hicieron más difícil la situación para todos, especialmente para los más desposeídos. Pero pese a este panorama la vida debía seguir adelante, uno de los aspectos que mejor refleja el avanzar constante de una sociedad que sufre transformaciones y que busca la manera tanto de expresar como de canalizar sus emociones es la cultura. Así, la cultura de la Europa de la primera mitad del siglo XVII nos habla tanto de una época difícil y de cambios, como de afianzamiento de algunos de los valores e ideas propios de los hombres de ese siglo.

La Cultura Europea en la Primera Mitad del Siglo XVII.

Debemos primero empezar por hacer una distinción entre las prácticas culturales de la élite y la de los estratos más bajos; la denominada cultura popular. Es bien sabido que ciertas practicas culturales reflejan más que los gustos de una sociedad o un grupo social en especifico; hablan también de su status y posición frente a la sociedad en general. Para el caso de las élites europeas podemos mencionar por ejemplo, la ópera, que hizo su aparición en Italia durante éste periodo teniendo gran popularidad. Se trataba de un acto que requería de un gran equipo de cantantes e instrumentos para ser llevado a cabo, lo que hacía que su manutención resultara bastante costosa, llama la atención que a pesar de la crisis económica de la época, el gusto así como el valor social que confería dicha practica hicieron que la ópera no se viera afectada, sino que tuvo un desarrollo bastante favorable durante éste periodo. Para los grupos dominantes ciertas formas de arte constituían también una manera de expresar más que un gusto o sensibilidad por lo estético; podían ser muy buenas inversiones si se acumulaban obras de gran valor apreciadas en la época, convirtiéndose incluso en un recurso ante problemas financieros.
Por otro lado el tradicional mecenazgo ejercido desde el siglo XV siguió estando en boga, muchas veces con participación directa de quienes encargaban las obras, interfiriendo en el contenido o el estilo que deseaban, estableciéndose así una influencia muy personal de los mecenas sobre sus artistas. A pesar de que estos hombres podían influir de manera activa en las obras de arte que encargaban (lo que supondría una diversidad de estilos y formas), la tendencia fue poco a poco generalizándose, pasando del manierismo al monumental barroco. Otro aspecto donde el mecenazgo jugó un papel decisivo fue en el desarrollo de la ciencia, ya que el apoyo a científicos y a grupos de intelectuales facilitaba o también restringía las posibilidades del conocimiento. Muchas veces los científicos tenían que huir de sus lugares de origen, pero siempre encontraron acogida en algún rincón de Europa, esto junto con la capacidad de divulgación de ideas que representó la imprenta, dio mayor difusión a los conocimientos científicos (tanto de ciencias naturales como de ciencias de lo oculto) entre la sociedad europea, principalmente las elites.
Los estratos más bajos en cambio se iban más por las actividades relacionadas con el juego y la diversión; se practicaban en la época juegos como las cartas o los dados, pero también actividades de grupos más grandes y organizados que tenían (en algunos casos) alcance masivo, por ejemplo el hockey, el fútbol, o las fiestas tradicionales de cada comunidad. Estos actos de expresión y ocio conllevaban muchas veces no sólo a la diversión, sino a la agitación y finalmente la represión por parte de los dominadores. Pensemos que se trataba de tiempos difíciles ciertamente para la población en general, pero principalmente para los grupos subalternos. Los festejos y procesiones que muchas veces iban cargados de emotividad y fuerza, decantaban en desafíos ante la autoridad dada la sensación de seguridad que podía conferir un grupo grande de personas. Existen numerosos ejemplos de situaciones como estas: en 1638 en la comarca francesa de Rouergue, un grupo de personas que celebraban una festividad relacionada a la supremacía del sexo masculino sobre el femenino, hostigaron en tal medida a una compañía de caballería del ejercito regular que los soldados tuvieron que cambiar de alojamiento; y en Agen en 1635, en Barcelona en 1640 y en Burdeos en 1651, un carnaval popular terminó en revuelta política (Parker,1981, p.369), es por esta razón que la élite miraba con desconfianza y miedo las actividades del vulgo, especialmente en tiempos de presión política y económica. Sin embargo, existían aspectos donde tanto las elites como los subalternos participaban de la misma cultura, especialmente uno: la música. Es bien sabido que muchas veces la música popular era tocada en las cortes con adecuaciones y algunos cambios, igualmente la Iglesia recogía tradiciones musicales adecuándolas a la práctica religiosa lo que le daba mayor impacto sobre la población, así no sólo se apropiaban de ella las elites sino que la redefinían e imponían a los estratos más bajos.
Quizá uno de los cambios más importantes que se empezaron a dar en ésta época sea la divulgación y aparición de una mayor cultura de lo escrito. Antes de la invención de la imprenta, la cultura europea era principalmente una cultura de lo oral, todo atravesaba por esto: aprendizaje de oficios, transmisión de tradiciones y valores, instrucción religiosa, difusión de noticias etc., no podemos decir que en siglo XVII dejara de ser así, pero a la par de estas practicas la difusión de la enseñanza propiciada por el movimiento de la reforma protestante, así como por la contrarreforma católica (principalmente los jesuitas), que ponía énfasis en el acercamiento de la población en general con las escrituras como una manera de conocer a Dios, provocaron un impacto más general de la cultura escrita. Estas campañas de alfabetización tuvieron un gran éxito en algunas regiones y poca importancia en otras, debido a múltiples factores, uno de los principales era qué tanto podía ofrecer la adquisición de esos conocimientos para una comunidad, donde estos resultaran útiles o pudieran incluso ayudar a conseguir un mejor nivel de vida se daba un proceso ciertamente exitoso de alfabetización, contrario a lo que sucedía donde no.
El hecho de que ahora gracias a la educación y divulgación de la cultura escrita la población tuviera acceso a este medio, así como la capacidad de reproducción que significaba la imprenta de tipos móviles, hizo que aparecieran muchas pequeñas obras de variados temas que fueron accesibles a un mayor número de personas; ya fueran manuales de consejos médicos, noticias de tipo político, manuales sobre religiosidad y/o moral, hasta escritos sobre hechicería y lo relacionado a las ciencias ocultas, muy populares por cierto en esa época. Fue durante éste periodo que aparecieron también los primeros periódicos que daban noticias de lo ocurrido en los distintos reinos europeos, de especial interés dada la situación política de ese periodo (las guerras de religión y la guerra de los treinta años). Esto obligó a los gobiernos a mantener un control más estricto sobre qué se leía en sus dominios, lo que llevó a extensas listas de textos prohibidos y la represión de muchas casas de imprenta, por lo cual a veces se tenía que mandar a imprimir la información en reinos aledaños y después ser introducida por contrabando.
Es difícil hablar de una cultura europea en sentido general, pero sin duda alguna los procesos políticos y sociales de la época fueron configurando poco a poco una mayor integración de las diversas naciones europeas, dándose incluso “aculturaciones” al estilo occidental en el Este del continente que había permanecido como una región muy diferenciada del occidente, las diferencias ciertamente seguían existiendo, pero países como Rusia no se negaron a ser participes de lo que las potencias culturales europeas (España a principios del siglo y después Francia mientras España se sumía en una gran crisis que afecto incluso su desarrollo artístico e intelectual), podían darle como sí lo hizo el mundo islámico, que sólo buscaba emular a Europa en el arte de la guerra, lo que además poco a poco le resulto imposible.

Conclusión.

Podemos darnos cuenta como la cultura de la Europa de la primera mitad del siglo XVII llegó más allá en algunos casos de la crisis política y económica, como bien lo demuestra el caso de la ópera, pero también estos sucesos no dejaron de afectar al desarrollo intelectual y cultural de las sociedades. En algunos casos las luchas como las guerras de religión y la competencia entre la Iglesia protestante y la católica fueron catalizadores en la difusión de una cultura de lectura y escritura, mientras que otros sucesos como la escasez de granos y las duras condiciones del campesinado provocaron motines y represión hacia ciertas prácticas. Todo lo cual deja de manifiesto que la primera mitad del siglo XVII fue una época de transformaciones donde la cultura no se vio exenta de la situación general, pero que también representó un medio para escapar a otras realidades posibles.

Bibliografía.

Geoffrey Parker, Europa en crisis 1598-1648, traducción de Alberto Jiménez, México, editorial Siglo XXI, 1981.

Rembrandt, un hombre entre la tradición y los nuevos tiempos.

Rembrandt Harmenszoon van Rijn fue un famoso pintor holandés del siglo XVII, representante del estilo barroco, nació en Leiden en 1606, su familia era de clase media lo que lo posibilito para ingresar a la universidad pero dejo los estudios en 1621 para dedicarse a la pintura. Entre 1624 y 1625 trabajó para el pintor Pieter Lastman de quien tomó influencia de Caravaggio y Elsheimer, Adquirió fama hacia 1628, hacia 1630 se instaló en Amsterdam, donde destacó por sus famosos autorretratos y obras famosas como la “lección de anatomía del doctor Tulp”, en la década de 1630 tuvo varios éxitos en pintura con obras de tématica religiosa, paisajes y autorretratos, hacia 1642 pinta “la ronda de noche” que recibió una gélida acogida por parte de la crítica. Pasó años difíciles a partir de entonces llegando a la quiebra en 1656, recuperándose para la década de 1660 con creaciones nuevas adecuadas a la mentalidad protestante, lo que hace de su obra en general un notable ejemplo de la transformación de mentalidades ocurrida en ésta época. Finalmente fallece en Amsterdam el 4 de octubre de 1669 a los 63 años.


fuente: www.artehistoria.jcyl.es

Mapa del Óceano Atlántico y el Mar Caribe hecho en el siglo XVII de origen portugues.

Este mapa del siglo XVII es un buen ejemplo de cómo para ésta época las exploraciones continuaban descubriendo vastos territorios como América, pero nos habla también de la falta (a más de medio siglo de descubierto el continente), de los recursos necesarios para la correcta y total exploración y registro de los territorios explorados, distinto de lo que se puede observar para el África del norte que era una región bien conocida por los europeos, en éste caso para los Portugueses.

fuente de la imagen: www.provincia.fc.it

Imagen de una época difícil: Los horrores de la Guerra de Rubens.

La pintura de “Los horrores de la guerra” (1637) del pintor Peter Paul Rubens, es un buen ejemplo de la difícil situación de la época, el título y la tematica en sí expresan ya de por si el sentimiento (seguramente no único de Rubens) hacia los conflictos bélicos en la época, como fue el caso de las Guerras de Religión en la zona norte y centro de Europa y la guerra de los treinta años entre otras, aunque la escena corresponde a la mitología clásica romana, sin duda el tema fue seleccionado por ser de interés de sus contemporaneos. Fue hecha para el palacio de Fernando II de Toscana.