lunes, 22 de junio de 2009

La Península Iberica Según un Mapa del Siglo XVI.

Mapa que se encuentra en el Archivo Histórico Nacional de España, del siglo XVI. Muestra como los avances en cartografía sobre Europa ya estaban ciertamente en un alto grado de precisión. Por otro lado es interesante notar los artístico e iconográfico del documento, pieza que nos habla del espíritu de una época.
Este castillo fue mandado a construir por el rey Francisco I de Francia, a principios del siglo XVI. Si bien los tipos de decoración eran de influencia italiana, la planta y el material usado son netamente de estilo frances. En el caso del material se decidió usar piedra local debido a costos y también a que se adapataba mejor al tipo de clima de Francia, imponiendose aquí incluso cuestiones climaticas de tipo práctico.
Es un buen ejemplo de adaptación entre las nuevas técnicas y modas renacentistas italianas y las tradiciones y condiciones regionales, en este caso francesas.

Miguel de Cervantes: entre el Renacimiento y la Edad Media.


Miguel de Cervantes Saavedra nació en 1547 en Alcalá de Henares, murió en 1616 en Madrid. Provenía de una familia que se vió presa de difíciles situaciones económicas que pronto la llevaron a la ruina. Se estableció en Madrid en 1566, pero tuvo que huir después de un duelo donde hirió a un tal Antonio Sigura, por lo cual el rey Felipe II lo mandó prender, huyendo hacia Roma, Italia. Estando ahí cononoció las nuevas ideas y técnicas propias del renacimiento Italiano, estuvo por Florencia, Milán, Palermo, Venecia etc., se sabe que leyó textos de poesía de inspiración neoplatónica por ejemplo, lo que sin duda influyo en sus obras posteriores. Se unió a la compañía militar del capitan Diego de Urbina y el 7 de octubre de 1571 participó en la famosa batalla de Lepanto, lo cual marcó decididamente su experiencia, ahora como hombre de armas. Esta batalla contra los turcos fue una especie de cruzada para defender su avanze sobre Europa ante la caida de Constantinopla, lo que circunscribe a éste episodio de la vida de Cervantes a la sociedad de herencia medieval de la que venía. En 1575 regresó de Nápoles a España una vez arreglado su problema, pero fue capturado por una flota de piratas argelinos frente a costas españolas y tomado preso. Tuvo que pasar cinco años en calidad de esclavo, su familia no lo pudo rescatar debido a la falta de dinero para pagar por él. Por su parte Cervantes intentó escapar cuatro veces, todas fallidas. Finalmente en 1580 es liberado gracias a que sus familiares y los padres Trinitarios pagan conjuntamente su rescate. A su regreso a España busca trabajo en el gobierno y finalmente termina como recolector de impuestos para la provincia de Andalucía, ganaba poco y tenía que mantener a su esposa, hijas y hermanas.
Es mundialmente conocido por su obra "El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha", públicada en dos partes la primera en 1605, obteniendo un cierto éxito con dicha novela, debido a lo cual publicó una segunda parte en 1615. En su obra se pueden advertir las experiencias de su vida, tanto las buenas como las malas, así como sus influencias renacentistas recibidas en su estadía en Italia, por otro lado su obra tiene un gran valor artístico y literario por ser un texto magistral como novela, ya desde su tiempo fue reconocido su merito teniendo prontas traducciones a otros idiomas. El Quijote es una novela que sirve de crítica contra las novelas de caballerías tan famosas en ese entonces en España y varias partes de Europa, dichas novelas y relatos románticos eran muy tipícos de la baja edad media. Así, Cervantes se revela no sólo como un gran escritor cuyo genio no tiene lugar a dudas, sino también como un hombre que a pesar de su herencia medieval, también busca nuevos caminos y una nueva identidad enmarcado en el Renacimiento.

Fuente Bibliográfica.
Miguel de Cervantes, "Don Quijote de la Mancha", edición, introducción y notas de Martín Riquer, Barcelona, Planeta, 2004.

Un Chaleco Hecho a la Medida: El Renacimiento Fuera de Italia.

Introducción.
Cuando se piensa en Renacimiento, usualmente se trae a la memoria la idea de la Italia de los siglos XIV-XV, sin embargo, es importante saber que este proceso histórico no quedó sólo circunscrito a las ciudades fuertemente desarrolladas del norte de la península itálica, sino que, poco a poco y de manera desigual se fue expandiendo por el resto del continente, no de forma pasiva, sino muchas veces consciente, adaptando los llamados "usos de Italia" a las necesidades, inquietudes, valores etc. de las otras naciones europeas.
Es difícil, o tal vez imposible dar un cronología exacta de este fenómeno, aun para el caso italiano. Pero la gran mayoría de los investigadores coincide circunscribir este proceso entre los siglos XIV-XVI. Podríamos decir que se trata de un lento surgimiento de un nuevo tipo de sociedad europea, que desde las cúpulas sociales, fue creándose una imagen nueva del mundo, la vida, la sociedad, el hombre, la naturaleza, la religión etc., un tanto diferente a la de la sociedad bajomedieval de la que renegaba, pero a la que, tal vez sin quererlo, aun pertenecía en muchos sentidos.
Italia Fuera de la Península.
El Renacimiento se caracterizó por la recuperación o revalorización de la antiguedad clásica, en aspectos como la escultura, arquitectura, escritura hasta la cultura política y social de la época. Sin embargo es bien sabido que esta pretendida imitación de la Roma Imperial y en menor medida de las polis griegas tuvo sus limitaciones. Si bien se contaba en Italia con numerosos ejemplos de arquitectura y escultura de la época clásica, algunas áreas del arte como la pintura o la música tuvieron que buscar más "armonizar" con el espíritu de la época (como los renacentistas lo entendían), ante la falta de modelos en los cuales basar sus creaciones. Aún en la política, por ejemplo en el derecho, pronto fue evidente la diferencia de la sociedad a la que los hombres del renacimiento pertenecían con respecto a la sociedad romana o griega que intentaban emular.
Así pues, si ni en la propia Italia de la época el renacimiento se dio como un proceso de imitación fiel de la antiguedad clásica a la que sus ideologos tanto apelaban, fuera de la península se dio aún menos. En los casos de los paises del continente europeo como Francia, España, Holanda, Alemania, Hungría e incluso pasando el área continental como es el caso de Inglaterra, la supuesta "difusión" del Renacimiento italiano fue un proceso lento, que se vivió de manera desigual en cada región según diversos factores e intereses que en ello intervinieron, ya fueran motivos políticos, culturales, o incluso prácticos como en el caso de la arquitectura. Se llegó incluso a criticar las nuevas tendencias de la Italia renacentista rechazando algunas de las "exportaciones" de sus ideologos como Maquiavelo o Castiglioni, quienes fueron criticados por sus propuestas con respecto a la forma de gobernar y comportarse en las cortes. Todo esto muestra que las ideas y usos del renacimiento italiano se fueron adaptando según las necesidades, condiciones e inquietudes de cada sociedad y región a la que llegaban, por lo tanto no se trató de un proceso de simple recepción pasiva con respecto a Italia.
Este proceso se fue dando paulatinamente entre el siglo XV-XVI en la Europa no italiana debido a varios factores. Por un lado el constante intercambio intelectual y también cultural entre las ideas y los hombres de la Italia renacentista con los de otros paises. Se sabe de dos etapas de "fuga" de hombres italianos hacia el resto de Europa que llevaron consigo sus ideas y técnicas, como señala el historiador Peter Burke: "...la verdadera fuga de cerebros humanistas acaeció entre 1430 y 1520, aunque el momento álgido de la emigración fue a finales del siglo XV. Los erúditos italianos fueron a Francia, Hungría, Inglaterra, España, Polonia y Portugal, aunque sólo una minoría de ellos pertenecía a la elite [...] los artistas, colectivo de bastante más categoría salieron al extrangero aproximadamente una generación más tarde que los humanistas. " (Burke, 1999, pp. 51-52). Las razones podían ser personales, políticas o hasta religiosas para estas salidas de Italia; el mecenazgo de artistas y humanistas en las cortes europeas fue un gran aliciente para que hombres de Italia pudieran desarrollar sus destrezas de forma reconocida, muchas veces careciendo de éste reconocimiento en sus lugares de orígen, un personaje muy conocido por su mecenazgo a artistas del renacimiento italiano fue Francisco I de Francia (imagen superior izquierda) como él hubo varios más en toda Europa. También se dio el caso contrario, hombres que por diversas razones salieron de sus paises hacia Italia donde entraron en contacto con las nuevas tendencias renacentistas. Había diversos motivos para esto, desde los políticos (asuntos diplomaticos o exilios tanto voluntarios como involuntarios, por ejemplo) hasta meramente personales, ya fuera el interés por conocer las nuevas tendencias o el deseo de instruirse en algunas de las mejores instituciones de estudio de la época como las universidades de Padua y Bolonia. Por otro lado el comercio intenso de varias ciudades del norte de Italia con el resto de Europa, especialmente hacia la zona flamenca, el sur de Francia y el norte de España propició estos intercambios culturales así como ésta difusión y adaptación de las ideas a muy diversas escalas.
Pero no fueron sólo hombres los que salieron y entraron a Italia en un constante ir y venir en esa época, también sus creaciones las cuales resultaban en algunos casos atractivas para las cortes y élites de la Europa continental. Tal fue el caso de la pintura o la escultura por ejemplo, pero el caso más destacable es el flujo de ideas en el contienente propiciado por la invención de la imprenta en el siglo XV, que permitió a los intelectuales renacentistas difundir sus ideas, así como poner al alcanze de un sector mayor las traducciones de las obras de los clásicos romanos y griegos, facilitando su estudio y reflexión dandose también el proceso a la inversa; las criticas o creaciones de intelectuales y artistas fuera de la Italia renacentista pudieron ser leídos y reflexionados por los propios italianos. Cabe aclarar que la imprenta fungió más como un catalizador y difusor de las ideas y textos del Renacimiento que permitió a éste tener un alcanze mayor a otros renacimientos, pero no fue su causa principal ni su orígen, ya que se inventó hasta mediados del siglo XV, habiendo ya antes importantes aportaciones en escultura, arquitectura e incluso poesía y literatura. Es importante tener en cuenta que muchas veces las traducciones y ediciones hechas a los textos italianos fueron decicivas en la manera en que se entendía y pensaba el renacimiento fuera de Italia, ya que muchas veces el traductor o el editor cambiaban o adapataban las obras a lo que les parecía más útil o cercano a las ideas manejadas por los renacentistas para sus propias lenguas y culturas, el caso más ejemplar es el de la adaptación del texto de Castiglioni y su libro "El Cortesano" de principios del siglo XV hecha por Lukasz Górniki titulado "Dworzanin Polski" de 1566, donde el autor traslada lo narrado en el libro de Castiglioni a la corte de Cracovia en 1550 con personajes de ese lugar, e incluso omitiendo a las mujeres del texto ya que no las consideraba lo suficientemente cultas como para encarnar un personaje en la obra (Burke, 1999, p.64), propiciando así una recepción desigual de las ideas renacentistas fuera de la península itálica. Es necesario pensar en los alcanzes ciertamente restringidos de la letra impresa en una época de altos indices de analfabetismo, sólo ciertos sectores cultos o instruidos podían acceder a estos medios.
Todo lo anterior nos habla de una sociedad en transformación constante donde los contactos y flujos tanto de Italia hacia el resto de Europa, como de las diversas naciones europeas hacia Italia fue configurando un Renacimiento no homogeneo, que integró a sus propuestas las de la sociedad en las que eran recibidas, muchas de ellas provenientes de una baja edad media aún fresca en las ideas, usos, costumbres y recuerdos de muchos de ellos.

Conclusión.
En conclusión el Renacimiento fuera de Italia fue un proceso no homogeneo que debió sus dispariedades a factores sociales y culturales diversos, pero también a las diversas lecturas y maneras de entender el movimiento por sus propios contemporaneos; limítados por el lenguaje, sus costumbres y necesidades, pero a la vez por la naturaleza misma de lo que intentaban alcanzar: una época clásica ya lejana a la que ni ellos ni su sociedad pertenecían, por el contrario, tenían más similitudes con la sociedad bajomedieval que negaban y despreciaban, pero que no podían arrancarse de sí mismos.

Fuente Bibliográfica.
Peter Burke, "El Renacimiento", España, Crítica, 1999.